Ir al contenido principal

Doctor, tengo un grave caso de toditis, por cortesía de @monika_feren

Doctor, tengo un grave caso de toditis

 

 

 «Quien mucho abarca... » empieza el dicho, y sigue «poco aprieta». Este refrán popular, que muchos sabrían continuar sin necesidad de terminar la primera frase, hace referencia explícita al extraño caso de «toditis» que me lleva acompañando durante gran parte de mi vida. Eso de querer hacer muchas cosas a la vez y al final no ser capaz de terminar ninguna, dejarlas a medias o abandonarlas por otras más emocionantes, le sonará a propios y extraños, pues estoy convencida de que es un mal común.

 

¿Cuál es su causa? Los más avezados dirán que eres un ser multipotencial, que puedes realizar múltiples tareas sin que ello resulte en un caos total, pero para ello esas tareas deben tener un inicio y un final, o realizarlas simultáneamente sin llegar al colapso. No es mi caso. Así que la causa quizá sea más sencilla y mundana. Intentaré dar con ella a través de una pequeña reflexión.

 

Cuando emprendo una nueva idea, siempre lo hago con gran emoción. Esa emoción se va desinflando, como un globo abandonado, según avanzan los días y las horas. Y entonces, nuevas ideas aparecen de la nada esperando su turno con gran paciencia. ¡Todo para mí! Quiero ese libro para leer, también ese otro y aquel, espera, me voy a poner la suscripción de Kindle Unlimited para poder leer más en digital, aceptas reseñas por allá, por acolá alguien te propone una colaboración (como esta misma) quieres traducir tu última novela a tu idioma materno, ¿por qué no? remaquetar las anteriores obras porque ahora has encontrado un programa mejor para hacerlo,  idear un taller de escritura gratuito, grabar y editar vídeos para youtube, algún post para Instagram, Twitter, Facebook, la web... ¿por qué no también recursos para escritores?, grabar podcast y algún relato, escribir una nueva novela, y aquella que lleva un tiempo abandonada ¿por qué no la retomas también?

 

Para no aburrir a los posibles lectores de este maravilloso lugar, esas son algunas de las ideas peregrinas que pasean por mi mente multitasking (solo unas pocas y solo en lo literario). Lo malo de esta «toditis» es que la mayoría de las veces culmina en saturación y hastío de todo lo emprendido o más bien sucede que te das cuenta de que no puedes abarcar tanto, debes detenerte y descansar, poner orden, organizar y sobre todo (muy importante) priorizar.

 

Pero aunque esta entrada va sobre la «toditis», que no tiene una causa clara, ni tampoco un remedio infalible cual panacea, lo que quiero contaros ahora es de dónde ha salido el dicho con el que daba inicio la entrada. Porque sí, me encanta indagar en el origen y sentido de cualquier asunto, lo cual aumenta de forma considerable mi «toditis» ¡qué le voy a hacer!

 

Veréis: según he podido descubrir gracias a varias fuentes de internet, este dicho, muy recurrente en el refranero español y de hecho, de origen español, aparece en La Celestina (1499) la conocida tragicomedia de Calisto y Melibea. Es Sempronio, el criado mentiroso, quién lo utiliza en una charla con Celestina:

«Contentémonos con  lo razonable, no sea que por querer más lo perdamos todo, que quien mucho abarca, poco aprieta.»

Está pues la clave y solución a nuestro problema de «toditis» dentro de la propia frase de Sempronio, contentémonos con lo razonable, o lo que es lo mismo, aquello que podamos abarcar sin llegar al sinsentido de querer poder con todo. Además, este refrán no solo hace referencia a que cuánto más queramos cubrir con nuestra mente de «toditis aguda» menos podemos hacer, sino que encima lo hacemos peor. Y es cierto, porque no se puede atender a todo y ser eficaz al mismo tiempo. Al menos en mi caso, ya te digo yo que no.

 

Mientras escribo esto, otra causa de la «toditis» me viene a la mente, y es lo lentos que me resultan algunos procesos, por ello quizás termino aburriéndome y se me antojan tan interesantes los nuevos. Si algo va a llevar tiempo, no cuentes con mi escasa paciencia. Aunque, a decir verdad, con el paso de los años lo he logrado casi asumir: pocas cosas son inmediatas. Requieren de tiempo, esfuerzo, constancia y saber esperar por el resultado final. Al hacerlo por orden, lograremos resultados. La «toditis» siempre nos acompañará, es así, pero al menos tendremos esa alegría de ver algo terminado, como esta entrada que finaliza ya. ¡Bien! 

 

Monika Feren

Comentarios

  1. ♥️ gracias por el espacio para soltar la neura❤️

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias a ti, Mónika. Aquí tienes un espacio para lo que quieras contarnos.❤️

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El bordador de historias

¿Sabes esos días en que sientes que no necesitas dormir ni comer? Esos días en que todo lo que necesitas es sacar todo eso que te escuece desde lo más hondo de ti, explotar y compartir todo lo que te irrita, te enorgullece, te obsesiona, todo. Todo bulle, todo brota. TODO. Esos días en los que echas de menos, más que nunca, haber sido el heredero universal del tío de América, el gordo de la lotería o cualquier otra gracia que te permita vivir del cuento, de tu cuento, del que tú escribas, porque sólo necesitas vaciarte, volcar toda esa información que inunda tus células y que, bien aseada y con la cara lavada, luce como una bonita historia. Y es una historia bonita porque es real, y lo es porque ha tomado forma en tu cabeza y ahora está dibujada con letras de oro, formando palabras perfectas. Palabras cosidas con mimo y esmero a pequeñas puntadas, porque no das puntada sin hilo. Tú no. Y no importa que ese hilo se entrelace y enrede, no importan siquiera los jirones porque deshaces cua

Me enfadé, por cortesía de @Trying_Mom

La verdad es que no sé qué hago yendo. Que vaya, dice Manel. Ha sido todo un detalle invitarme a asistir, igual de grande que el de Laura pidiéndome que la acompañara en esto. Es mayorcita, 27 años cumplirá el mes que viene, no obstante, agradezco tanto que cuente con mi opinión… Porque sí, claro, yo estoy sólo por acompañarla, pero, al fin y al cabo, soy la madre de la artista, nadie velará por sus intereses como yo, diga Manel lo que diga y por muy cariñoso y amistoso que se muestre, que esto no deja de ser su trabajo, un trabajo como otros. Que sí, que muy amable y muy simpático, pero mi niña es otro negocio para él. Y ella lo sabe, ¿eh? ¡Vaya que si lo sabe! En primer lugar, porque no es tonta, sólo es joven. En segundo, porque ya me he encargado de recordárselo todas las veces que tan solícito ha venido a casa para reunirse con ella. Tanto antes de que llegara como después de que se fuera. Debe estar asustada e impresionada porque, lejos de decirme que ya lo sabe y que deje de s

Mariví tiene un plan

Este relato fue presentado a la Antología Serie B, cuyo premio fue considerado desierto. El despertador marcaba las 8:35 de la mañana cuando un tenue rayo de sol se colaba por la rendija de la persiana e impactaba en la cara de Mariví. Maldijo no haberla cerrado del todo bien horas antes, pero quién se iba a fijar en eso a las cuatro de la madrugada.      A su lado, Ernesto seguía roncando con la misma sutileza de un tractor ruso de postguerra mientas ocupaba dos tercios de la cama. Sin mucha opción viendo el panorama que se le avecinaba, Mariví decidió dar por concluida su duermevela y levantarse, a fin de cuentas, hoy era el día, hoy era Navidad.      Se había quedado hasta tarde haciendo canelones. Hirviendo las obleas en su punto, escurriéndolas para después rellenarlas con carne picada con el 1,2,3 picadora Moulinex que conservaba desde tiempos inmemorables, para finalmente bañarlo todo con la bechamel que preparó con tanto esmero. Luego, un tejado de queso perfectamente es