Se quedó quieto, de pie e inmóvil sin poder apartar la vista de las llamas que, lentamente, consumían la madera que ardía. Pasó apenas un minuto, o tal vez un par de horas, quién sabe. Pero ahí estaba intentando descifrar los secretos que la lumbre, anaranjada y blanca, le susurraba con su vaivén. @XabiGarza
Como su propio nombre indica