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Mostrando las entradas etiquetadas como La vida misma

Barbacoa

  Este mediodía he tenido visita. En realidad, mi hermano y su pareja han venido a comer. Se han acoplado de la manera más tonta y me han liado para hacer barbacoa. Uno no puede tener una barbacoa y leña en casa sin que le «atraquen» a las primeras de cambio. O tienes hermano o tienes barbacoa. En mi caso, al tener las dos cosas (sí, mi hermano bien podría pasar por una cosa) tengo un problema, uno con el que no sé lidiar demasiado bien.    —Hombre, Xabi, menudo día, ¿eh? Qué buen día hace. Que he pensado que, ya que estamos, que podrías hacer una barbacoa, que la tienes ahí muerta de risa.    —Esto... A ver cómo te lo digo.    —Si mira, casualmente hemos traído la carne y todo. Sólo tienes que hacer el fuego y yo me encargo del resto.    —Casualmente, ¿no? Te ha dado por visitar a tu hermano y la carne se te ha metido «por casualidad» en el maletero, ¿verdad?    —Ay, no seas así, anda. Si en un momento tenemos el fuego listo y vamos a comer la mar de bien, ya verás. Te encargas tú de

Llorar

A veces llorar es necesario. Sin saber porqué, sin necesidad de tener un porqué. Y no os confundáis, llorar no es un síntoma de debilidad; llorar es demostrar con dolor que sentimos, que añoramos, que sufrimos.    Llorar ayuda a purgar el alma, de todo y de nada.   @XabiGarza

Me ha salido bailarina

   Me ha salido bailarina, sí, sí. Desde siempre, no pierde la ocasión de dar unos estilosos pasos. Desconozco quién le habrá enseñado, incluso si será un don natural o cosa heredada, pero baila siempre que puede.    En ocasiones, se muestra tímida y vergonzosa cuando nota que la observo, otras veces es puro torbellino, pero nunca se está quieta. La tranquilidad no va con ella.    A menudo se descontrola dándose algún golpe contra la pared, pero es superior a ella. Danza que te danza.    Intento centrarla, explicarle que se puede puede lastimar. En una ocasión forré de corcho blanco una pared. Se contuvo durante unos días.    Y una cosa digo, no es que pretenda frustrar las ilusiones ni el potencial de nadie, sólo quisiera que entendiera que no es una friolera bailarina rusa con Parkinson, sino una lavadora.   Foto: Jausel Ferma vía Pexels @XabiGarza

Hoy estoy realmente cansado

     Hoy estoy realmente cansado, y eso que tan solo estamos a lunes.    Quizá sea, en parte, porque este es mi sexto día consecutivo de trabajo. Pero por lo visto eso no importa. Es lunes para el resto de los mortales y empieza una nueva semana aunque, para mí, justo ahora termina.    Qué ganas de llegar a casa y descalzarme. Comer cualquier cosa y amodorrarme en el sofá. Lástima que me queda la mitad de media docena de huevos en la nevera y pan del viernes encima de la mesa. Eso, y los platos de los últimos tres días por fregar en el fregadero. Joder, todo es faena, me cago en la mierda puta.    Me da igual, me pongo cómodo, me como un yogurt y me echo en el sofá a ver cómo se pelean en Telecinco. Debería leer las novelas que tengo a medias, pero estoy cansado, qué coño. Bien merezco un descanso, digo yo.    Cojo el yogurt, caducado hace semana y media y me rio del comentario que ha hecho en voz baja mi mente «mejor, así tiene más bifidus » y me lo zampo en tres cucharadas. S

He hecho risotto

   Hoy he hecho risotto . He visto la receta en el programa de Arguiñano. Parecía fácil. De hecho, la mayoría de recetas lo parecen. Luego las tiene que hacer uno mismo y ya no es tan fácil. Que si colamos esto en el chino. ¿El chino? ¡El chino lo tengo yo en la otra punta del pueblo! Ah, calla, un colador de esos. Pues di colador, leches. ¡No me líes más, Arguiñano!    El caso, el risotto. Pues bueno, creo que sobreviviré, así que no me puedo quejar. No le he echado boletus, sólo me faltaba eso, pero ha quedado comestible. Ostras, me acabo de acordar de lo que me dijo una vez mi amigo Juan:    —Todas las setas son comestibles, al menos una vez.    Qué gran verdad. Hombre sabio donde los haya. Mi gran amigo Juan. Dios lo tenga en su Gloria.    En fin, que no ha sido tan difícil. Hervir arroz y echarle queso. Eso es resumir mucho pero es lo esencial.    Nadie me explicó que, una vez servido en el plato, hay que dejar la olla en remojo. Ahora hay una pasta pegada mezcla de arroz, queso