Es jodido eso de escuchar voces en tu cabeza. (No seas exagerado). Al principio no son voces, ni siquiera es algo entendible. Son ruidos que suelen aparecer cuando estás solo. Preferiblemente en casa. En un inicio uno se ralla, piensa que hay alguien, o peor, algo merodeando por ahí. Luego la razón toma el control diciéndote que es la vieja casa donde la madera cruje por el cambio de temperatura brusco, o el viento colándose por entre las ventanas.
Uno normaliza escuchar cosas que realmente no están. Y es eso lo que da miedo. Una vez lo has normalizado aparecen los susurros. Como cuchicheos de niños pequeños. Algo sin sentido que aparece de la nada. Algo aparentemente inocente que va cobrando nitidez cuando las horas de sueño escasean. (Y lo entretenido que estás ahora ¿qué?).
Los cuchicheos duran poco y la claridad llega de repente. Empieza con palabras sueltas. Primero, mi nombre. Qué ridículo me veo ahora buscando quién me llamaba, cuando quien lo hacía estaba dentro y no fuera. Los momentos de angustia se fueron y vinieron los de locura.
No recuerdo el día exacto (no te preocupes, no hace falta) en que empecé a enloquecer. Bueno, aprovecho los pocos ratos de lucidez que me dejan las voc... (céntrate. No desvaríes o escapará. No sería la primera vez y eso no nos gusta. Ya lo sabes).
El caso es que es jodido eso de escuchar voces en tu cabeza. Al menos tengo compañía. Lo malo es que se enfadan con facilidad si no hago lo que quieren. ¿Entiendes lo que te digo? Vamos, despierta. Las voces quieren que juguemos. (¡Sí! ¡Es hora de jugar!) No hay que llevarles la contraria. Vamos a jugar. Jugaremos tooooooda la noche... hasta que dejes de respirar...
¡Hola Xabi!
ResponderEliminarWow, qué escalofrío eso de "hasta que dejes de respirar" jejeje.
Siempre es un gusto leerte. Saludos :)
Siempre es un placer tu visita.
EliminarSaludos, Heartlady :)