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Mostrando las entradas etiquetadas como Cajón de sastre

Regreso al pasado

      Bien. Todo listo. Después de tanto tiempo, por fin ha llegado la hora. No ha salido como yo pretendía, pero ha salido. Al fin y al cabo, tampoco es tarea fácil eso de crear una máquina del tiempo de la nada. Ni hacerlo ni mantenerlo en secreto, que esa es otra.      Ha llegado el momento. Tiene que ser ahora porque, de lo contrario, las condiciones variarán y, con ellas, la posibilidad de que algo salga mal.     —¡Jim, corre, te necesito aquí abajo!     —¿Para qué, papá? Estoy con el Tetri... Terminando los deberes.     —¡Date prisa, baja ya! ¡O se lo diré a mamá!     —Vaaaaale. Ya voooooy...     Cada vez me cuesta más que me haga caso. La edad, supongo. Yo a la suya... A quién quiero engañar, ya ni recuerdo cómo era yo a su edad. De hecho, ni recuerdo el momento en que dejé de ser joven. Desvarío. Da lo mismo, Lo que ahora importa es poder probarla. Y que funcione, sobre todo que funcione.     —¿Qué quieres, papá?     —Jim, tienes que hacer exactamente lo que te diga y cuando yo

El bordador de historias

¿Sabes esos días en que sientes que no necesitas dormir ni comer? Esos días en que todo lo que necesitas es sacar todo eso que te escuece desde lo más hondo de ti, explotar y compartir todo lo que te irrita, te enorgullece, te obsesiona, todo. Todo bulle, todo brota. TODO. Esos días en los que echas de menos, más que nunca, haber sido el heredero universal del tío de América, el gordo de la lotería o cualquier otra gracia que te permita vivir del cuento, de tu cuento, del que tú escribas, porque sólo necesitas vaciarte, volcar toda esa información que inunda tus células y que, bien aseada y con la cara lavada, luce como una bonita historia. Y es una historia bonita porque es real, y lo es porque ha tomado forma en tu cabeza y ahora está dibujada con letras de oro, formando palabras perfectas. Palabras cosidas con mimo y esmero a pequeñas puntadas, porque no das puntada sin hilo. Tú no. Y no importa que ese hilo se entrelace y enrede, no importan siquiera los jirones porque deshaces cua