Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Reflexiones

Inmóvil

  Se quedó quieto, de pie e inmóvil sin poder apartar la vista de las llamas que, lentamente, consumían la madera que ardía.   Pasó apenas un minuto, o tal vez un par de horas, quién sabe. Pero ahí estaba intentando descifrar los secretos que la lumbre, anaranjada y blanca, le susurraba con su vaivén.       @XabiGarza

El bordador de historias

¿Sabes esos días en que sientes que no necesitas dormir ni comer? Esos días en que todo lo que necesitas es sacar todo eso que te escuece desde lo más hondo de ti, explotar y compartir todo lo que te irrita, te enorgullece, te obsesiona, todo. Todo bulle, todo brota. TODO. Esos días en los que echas de menos, más que nunca, haber sido el heredero universal del tío de América, el gordo de la lotería o cualquier otra gracia que te permita vivir del cuento, de tu cuento, del que tú escribas, porque sólo necesitas vaciarte, volcar toda esa información que inunda tus células y que, bien aseada y con la cara lavada, luce como una bonita historia. Y es una historia bonita porque es real, y lo es porque ha tomado forma en tu cabeza y ahora está dibujada con letras de oro, formando palabras perfectas. Palabras cosidas con mimo y esmero a pequeñas puntadas, porque no das puntada sin hilo. Tú no. Y no importa que ese hilo se entrelace y enrede, no importan siquiera los jirones porque deshaces cua

Mi derrota

    Siempre me he considerado un tipo fuerte, de esos que los más leídos llaman «aguerrido». Tampoco un gladiador, pero capaz de ofrecer batalla en los momentos menos esperados. Eso era lo que pensaba; pero todo cambió en un suspiro. Fue entonces, y sólo entonces, cuando me di realmente cuenta de lo que supuso esa mirada.      Me desarmó completamente sin siquiera rozarme. Resquebrajó mi armadura de una manera tal que ni el propio Atila hubiera conseguido. De dentro hacia fuera. Imposible detener ese ataque que nacía y moría en mí. Qué gran estrategia. Qué genialidad tan perversa.      Esa sutil mirada suya, casi de soslayo me atrevería a decir, fue capaz de derrotar toda mi defensa de un solo plumazo. Sin premura ni premeditación. Sin avanzadilla ni trinchera divisable. El otoño en sus ojos me elevó por los aires mientras seguía clavado en el suelo. Para mi sorpresa, ella ni siquiera fue consciente de ello.      Quedé expuesto y vulnerable por su furtivo y despiadado ataque

Nada volverá a ser lo mismo

  Nada volverá a ser lo mismo, pero poco importa ya. Por lo que pasó y lo que nunca pasará. Por lo que dijimos y lo que nunca nos diremos. Ya no hay horizonte. Sólo queda polvo y oscuridad. El suelo cruje a mis pies a cada paso que doy, sin saber adónde me dirijo. Me dijiste que es imposible volver a dónde nunca he estado, así que sólo me queda seguir adelante. Porque nada volverá a ser lo mismo. Foto: João Cabral @XabiGarza

Dejar de existir

A menudo pienso en la idea de dejar de existir. No en el mero hecho de morir, sino en no existir. Dejar de pensar, de sentir, de percibir los olores que el aire me regala porque así lo ha decidido.      Simplemente dejar de ser. Por un instante, por toda la eternidad. Poco me importa eso. La idea cobra fuerza en mi mente y cada día cuesta más seguir siendo. Como si la penitencia fuera el pecado.      No espero nada. Nada aparte de la nada más absoluta. Nada más y nada menos que todo lo que ya no necesito. El viaje sin retorno hace tiempo comenzó. Pero ya no espero nada porque la nada llegó. Xabi Garza